20/2/11

Ese hilo que te une al pasado..

Hace muchos años, pasaba los sábados con un grupo de tiempo libre. Unas navidades fuimos a un hogar para personas mayores a cantar unos villancicos e intentar hacer que pasaran un buen rato. Recuerdo que todo el cariño que recibí fue inmenso y recuerdo que lloré; y me juré a mi misma que no quería que mis mayores estuvieran sólos en una residencia. No sé cuántos años tendría pero no llegaba a los 11.

Los caminos de la vida quisieron que, bastantes años más tarde, trabajara durante unas navidades en una residencia, en la recepción. Y con algunos años más, entendí que hay situaciones y situaciones; y que en muchas ocasiones, las familias no tienen otra opción. Y son las que no tienen otra opción, las que realmente se vuelcan y cada vez que podían estaban allí con ellos. Pero me llenaba de impotencia observar que había mayores a los que en todo el tiempo que yo estuve allí, nunca les fueron a visitar. Y el dolor se les veía en los ojos. Y aunque el alzheimer había borrado sus recuerdos, los rostros de sus familiares, la hora del día que era, o si comíamos o cenábamos; no se borraba la tristeza de su mirada.

Conseguí reconciliarme con las residencias de mayores después de este trabajo; guardo muchas sonrisas y charlas con los mayores. Guardo el cariño que se regalaban mutuamente mayores y trabajadoras, supliendo estas últimas a hijos, hermanas, sobrinos, nietas.. en muchas ocasiones.

Siempre he sentido una admiración profunda a todas las abuelas y a todos los abuelos. Tuve la suerte de tener a mi abuelo hasta el año 2009 conmigo. A mis dos abuelas y a mi otro abuelo, o no les conocí o era demasiado pequeña.

Y es por eso, que tengo una envidia sana a los que disfrutan de la compañía de sus mayores, ese hilo que te une al pasado y que hace de libro viviente.

A los que podéis, escuchad y observad. Y siempre que podáis sentaos a charlar.

Lucho con mi memoria día a día para no olvidar los cuentos de mi abuelo. Sigo echándole de menos.

3/2/11

¿Nada que ponerte?

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Hay días que te levantas, abres el armario y te dices: -No tengo nada que ponerme. Pero tu armario está lleno, a rebosar. Sobran hasta calcetines, acumulas bragas. Varios tipos de pantalones, faldas más cortas o más largas, camisas de manga francesa o cuello mao, camisetas ordenadas por colores, chaquetas de entretiempo, abrigos con capucha, levitas, sudaderas para hacer deporte, fulares, sujetadores, pañuelos, guantes, zapatillas, sandalias, zapatos de tacón....

¡¿¡¿¡¿¡Y NO TIENES NADA QUE PONERTE!?!?!?!

Vístete de sonrisas, ponte la empatía, abrígate con abrazos, cúbrete de humildad, abrocha la sinceridad, ata los buenos momentos, combina los sabores, presume de igualdad, luce la amistad, guarda los pequeños detalles, cálzate utopías, pruébate la comprensión, mira en el espejo otros puntos de vista, regala besos, cambia miradas...

Esta es la moda del futuro. Vístete por dentro y desnúdate por fuera.

Y si lo que quieres es gastar dinero porque la vorágine consumista te puede, te atrapa, te engancha y no tienes las agallas necesarias para luchar contra ella, por lo menos... COMPRA COMERCIO JUSTO

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